El término loa se empleó en la Edad Media con el sentido de ‘alabanza’. Su frecuencia de uso aumentó durante el siglo XVI, hasta el punto de que Juan de Valdés especificaba que “Loar, por alabar, es vocablo tolerable, y así dezimos: Cierra tu puerta y loa tus vecinos”. Desde luego es con esta precisa significación heredada del latín LAUDARE como hallamos esta palabra en los primeros textos dramáticos de dicha centuria. Covarrubias en el XVII y la academia en el XVIII repiten la misma definición, recordando esta última que “hoy no tiene mucho uso”.
Loa y música en el marco de la fiesta teatral barroca
La fiesta teatral barroca, ya sea corral, en la calle, en casas particulares o en palacio, solía iniciarse con un tono cantado que lo interpretaban carios músicos, acompañados de guitarras, vihuelas, arpa, etc. Luego llegaban la loa y la obra larga (comedia o auto), que estaba entrecortada (no el auto) por diversas piezas breves: entremeses, bailes, mojigangas… No había Intermedios ni pausas, por lo que todo se escenificaba seguido formando una especie de representación era (o intentaba ser) una fiesta teatral plena, un espectáculo total que captase al auditorio desde el momento que se aproximaba a las tablas. El cambio temático Loa- Comedia- entremés- baile… no dificultaba la inteligencia de las piezas por parte del público, pues con ello se generaba una especie de unidad anímica, la ilusión colectiva de un todo orgánico muy bien estructurado.
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