El ocio honesto del hombre educado:
El proyecto de reunir la poesía y música, es, ante todo, un gesto anticuario, o de regreso a los orígenes. Pero es también la representación de una práctica social y cultural cortesana, absolutamente contemporánea, que se inspira en gran parte en la clásica y que se refiere, sobre todo, al canto del verso lírico vernacular. Se sabe que los repertorios melódicos podían reutilizarse con textos de autores diversos, que la recitaron y el canto convivial eran una práctica cortesana, y que el deber ser del ocio en El ocio honesto del hombre educado:
En el libro octavo de la Política podía leerse que conviene al hombre educado saber música. No la expectativa y técnica- la que concierne a los principios numéricos y a las rationes de las consonancias- sino la música práctica, esto es, el canto y la ejecución instrumental. En el diseño general de la obra, el libro octavo era el que establecía un programa educativo para e niño y el joven, basado en disciplinas y ejercicios precisos, y aunque la música no figura entre las disciplinas y ejercicios preciso, y aunque la música no figura entre las disciplinas dirigidas a la utilidad, sino al placer, Aristóteles considera deseable y conveniente su aprendizaje, ya que nos hace más felices. Los antiguos, escribe, incluyeron la música en la educación, pero no porque fuera una disciplina necesaria, ni un saber útil, sino porque es una ocupación noble, feliz y deleitosa. soledad del hombre instruido incluye la representación del cantor del instrumentista que interpreta lírica latina y vulgar.
El proyecto de reunir la poesía y música, es, ante todo, un gesto anticuario, o de regreso a los orígenes. Pero es también la representación de una práctica social y cultural cortesana, absolutamente contemporánea, que se inspira en gran parte en la clásica y que se refiere, sobre todo, al canto del verso lírico vernacular. Se sabe que los repertorios melódicos podían reutilizarse con textos de autores diversos, que la recitaron y el canto convivial eran una práctica cortesana, y que el deber ser del ocio en soledad del hombre instruido incluye la representación del cantor del instrumentista que interpreta lírica latina y vulgar.
La representación de la ejecución musical de la poesía vernacular como actividad ortesana, o como ocio ejemplar de las clases instruidas i nobles, puede seguirse en muchas instancias (incluida la literatura de ficción). Y aunque casi todas ellas están fura del discurso institucional sobre la música y la poesía, esto es, de las artes poéticas y de los tratados musicales, permiten entender cabalmente la conformación social de las relaciones entre las artes.
La representación de la ejecución musical de la poesía vernacular como actividad ortesana, o como ocio ejemplar de las clases instruidas i nobles, puede seguirse en muchas instancias (incluida la literatura de ficción). Y aunque casi todas ellas están fura del discurso institucional sobre la música y la poesía, esto es, de las artes poéticas y de los tratados musicales, permiten entender cabalmente la conformación social de las relaciones entre las artes.
En el libro octavo de la Política podía leerse que conviene al hombre educado saber música. No la expectativa y técnica- la que concierne a los principios numéricos y a las rationes de las consonancias- sino la música práctica, esto es, el canto y la ejecución instrumental. En el diseño general de la obra, el libro octavo era el que establecía un programa educativo para e niño y el joven, basado en disciplinas y ejercicios precisos, y aunque la música no figura entre las disciplinas y ejercicios preciso, y aunque la música no figura entre las disciplinas dirigidas a la utilidad, sino al placer, Aristóteles considera deseable y conveniente su aprendizaje, ya que nos hace más felices. Los antiguos, escribe, incluyeron la música en la educación, pero no porque fuera una disciplina necesaria, ni un saber útil, sino porque es una ocupación noble, feliz y deleitosa.
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